(La Pupila Insomne) La contrarrevolución interna reorganiza sus fuerzas para pasar a la ofensiva. Primero convocando a un “paro nacional” el 11 de octubre diz que para obtener la “liberación de presos políticos”. Después –según las redes sociales– un grupo de “activistas”, evidentemente contrarrevolucionarios, visitaron la sede del Consejo de Administración de la capital, para solicitar autorización y realizar una marcha pacífica contra la “violencia” en el mes de noviembre, por supuesto, después de la apertura del turismo internacional que planean las autoridades competentes.
Según un periodiquillo miamense, la marcha, es “contra la violencia, para exigir que se respeten los derechos de todos los cubanos, por la liberación de los presos políticos y la solución de las diferencias a través de vías democráticas y pacíficas”. Además “solicitan protección a las autoridades y el normal servicio de las telecomunicaciones”.
Uno de sus participantes, ha puntualizado a los medios de prensa afines, entiéndase contrarrevolucionarios, que aspiran a que marchas similares se repliquen en todo el país. Para tal propósito, los líderes protestantes esgrimen los derechos otorgados por la Constitución cubana, que recoge la protesta pública como un derecho del pueblo.
En dos palabras, el plan, –sin dudas estructurado por la CIA y sus asociados, generosos financieros de estos “líderes”– estriba en organizar una masiva actividad contrarrevolucionaria, precisamente en los días en que Cuba reabre sus puertas al turismo internacional.
Mientras, los bombardeos de mentiras y medias verdades, pululan por las redes sociales contra los principales líderes del gobierno, particularmente el presidente Díaz Canel, desmeritando las acciones que el gobierno revolucionario realiza –-sacando recursos de donde no hay—para mejorar las condiciones de vida de barrios desfavorecidos vulnerables.
En Miami, un sector de la comunidad cubana, manipulada por los congresistas fundamentalistas Marco Rubio, María Elvira Salazar y sus acólitos, alista sus armas, coordinan y financian a sus peones locales, para que en estrecho contacto con sus pares de la Isla, ayuden a crear un ambiente de desestabilización social.
Sin dudas esa es la ESTRATEGIA SUBVERSIVA.
En circunstancias como las actuales, –pandemia, escalada del bloqueo, escaseces, etc.– no podemos subestimar al enemigo y si desean elevar la parada, (como se decía en mi barrio), hay que aceptar el reto, con MÁS REVOLUCIÓN como nos enseñó Fidel.
Acciones de masa, para demostrar nuestra fuerza, movilizaciones políticas y patrióticas locales, parecerían acertadas, aprovechando cada oportunidad. Al enemigo hay que darle de su mismo jarabe, desean realizar una demostración de fuerza, pues hagamos lo que sabemos hacer, que es movilizar al pueblo.
También, insisto en ello, fortalecer las bases de nuestras organizaciones con “ideas nuevas”, pero con mayor urgencia, con conceptos que superen el reiterado “cambio de estilo y métodos de trabajo”, pues nada de ello se ha logrado a pesar del tiempo transcurrido tratando de implementarla.
Los comunistas, que militan en la superestructura, deben bajar –en la medida posible– a las organizaciones de base, a los núcleos zonales, para desde allí y a la cabeza del resto de las fuerzas revolucionarias, además de dialogar y escuchar los conflictos y necesidades locales, pasar a la contra ofensiva.
El enemigo de la Humanidad, el gobierno de Estados Unidos y sus Agencias subversivas se aprestan para propinar el golpe final a la Revolución, en tanto nos suponen débiles, eso es lo que quieren, es probablemente lo que Biden y su administración aspiran como premio de consolación ante las derrotas internacionales y locales sufridas. Entonces, actuemos como sabemos hacer, con el pueblo a la vanguardia. Y aunque a algunos no les guste: La calle es de los revolucionarios, como alertara Díaz Canel. Entonces, ¡Al COMBATE!